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RCE advierte errores habituales con la calefacción que “queman”

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El otro día comentábamos que el consumo de nuestra calefacción si no se controla bien con una buena preparación previa a su conexión: limpieza de depósitos, purga de radiadores… podía congelar nuestra cuenta corriente. Pero gran parte de este gasto excesivo se debe a malos hábitos y errores de uso que acaban quemando nuestros fondos sin que por ello suba la temperatura.

Ojo al dato porque seguro que tú también cometes alguno de ellos.

Termostatos

Normalmente, el termostato suele estar en el comedor o sala donde hacemos vida y este lugar suele ser el más grande de la casa. Si solo tenemos un termostato para toda la casa, puede ocurrir que en el comedor estemos a 20 grados y en alguna habitación se estén achicharrando…

Para solucionar ese problemilla, podemos instalar un termostato directamente en la llave del radiador que abra y cierre ese radiador. Si no te animas a tanto, como mínimo, controla las diferencias en cada estancia colocando unos termómetros de los que se comprar en los bazares; verás que hay hasta 3 grados de diferencia entre tus habitaciones o los despachos de tu oficina.

Cuando no estés en casa no bajes la temperatura al mínimo, déjala en 16 grados porque cuando llegues y actives la calefacción, tardara mucho en alcanzar una temperatura confortable. Hay termostatos digitales que permiten programar toda la semana, son muy prácticos y te permiten ahorrar energía.

Un consejo más: es invierno y hace frío, sí, pero no es necesario que dentro de nuestras casas o en la empresa  estemos a 23 grados. La temperatura recomendable en el trabajo, donde no podemos usar bata o mantita, está en 21 grados, dependiendo de nuestra actividad. En casa, entre 19º C y 20º C. Cada grado que le quitemos a nuestro termostato es un 5-6% de ahorro en la factura, que no está nada mal, pero tampoco te excedas y acabes con un soberano resfriado.

Radiadores

La ubicación ideal de los radiadores es debajo de las ventanas. Así, el aire caliente que estos desprenden sube, empujando hacia abajo el aire frío y repartiendo el calor de forma rápida y homogénea.

¿No tendrás un radiador detrás de una puerta, verdad? ¡Te hemos pillado! En ese caso, ajústala para que esté permanentemente en ángulo o cerrada, de otro modo bloqueas el paso del aire y solo consigues calentar el pomo.

Finalmente, recuerda que el radiador no es una plancha de secado. Si te viene bien para secar tu ropa, no la coloques encima, ponla frente a él en una silla. Consigues el mismo resultado gastando mucho menos.

Y, no te preocupes, a nosotros también nos ha pasado. Saludos desde RCE Gasóleo limpio.

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